martes, 22 de septiembre de 2009

Boleros

Usted





Usted es la culpable
De todas mis angustias, y todos mis quebrantos
Usted lleno mi vida
De dulces inquietudes, y amargos desencantos

Su amor es como un grito
Que llevo aquí en mi alma y aquí en mi corazón
Y soy aunque no quiera
Esclavo de sus ojos, juguete de su amor

No juegue con mis penas, ni con mis sentimientos
Que es lo único que tengo
Usted es mi esperanza, mi ultima esperanza
Comprenda de una vez

Usted me desespera
Me mata, me enloquece
Y hasta la vida diera por vencer el miedo
De besarla a usted


Qué cosa esto del lenguaje, ¿no?

El lenguaje a veces puede tendernos trampas... o mejor dicho, a veces nos tendemos trampas con el lenguaje.


USTED es la culpable

De todas MIS angustias, de todos MIS quebrantos...

USTED llenó mi vida...


Me encantaría conocer a la musa inspiradora de esta canción...

Esta tal Usted pareciera ser una especie Superheroína que tiene el nada despreciable don de poder generar emociones y sentimientos en las personas con solo proponérselo.


Si el poder de generar cosas en mí reside en este hipotético otro... hay algo que no me cierra.

Veámoslo con un ejemplo práctico.

Pídanle a alguien que tengan cerca, a un voluntario que con un dedo haga presión en algún punto de la palma de vuestra mano por unos diez o quince segundos y que después suelte.

¿Qué pasó?

¿Apareció una zona más “blanquita” que el resto por un instante?

¿Por qué?

Probablemente la primera respuesta sea... “Porque me apretó con el dedo...”

“Porque USTED es la culpable...”

Fantástico.

Ahora pídanle a ese voluntario (o hagan ustedes mismos la prueba) de presionar por quince segundos la pared o la superficie de la mesa y luego suelten.

¿Se puso “blanquita” la pared?

¿No?

Pero... ¿Cómo?

¿El poder no estaba en el dedo?

¿O será que yo, con mis mecanismos biológicos, estoy preparado para que pase lo que pasa con lo que viene de afuera?

¿USTED es la culpable?

¿O yo soy el responsable?


El paso de víctima a protagonista es sólo uno.

Es simplemente dar ESE paso que me corre del lugar de inocente víctima doliente y sufriente y me lleva a hacerme cargo de mi vida, de mis sentimientos y mis emociones.

Cuando digo que otro tiene la culpa de lo que a mí me pasa, estoy pensando linealmente en una causa – efecto que no tiene salida, no depende de mí.


Haciéndome cargo de todo lo que pasa “de la piel para adentro” puedo encontrar muchas y diferentes maneras de interpretar aquello que viene de afuera, y empezar a darme cuenta de que soy el responsable de utilizar aquella interpretación que sea más funcional (para mí y para mi entorno) en cada momento. Empiezo a ser protagonista de mi propia vida.


Cuando el nene viene corriendo, se lleva por delante la mesa, llora, y yo le digo “mesa mala, mesa mala” mientras le pego chirlos a la mesa...

¿En qué lugar lo estoy poniendo?

¿En víctima o en protagonista?

¿Qué pasaría, si una vez que lo consolé y se fueron las lágrimas, le enseñara que la mesa estaba ahí antes de que él se la llevara por delante, que simplemente él no miró por dónde iba, y que si la próxima vez tiene más cuidado, lo que sucedió no va a volver a suceder?

Seguramente la propensión de las mesas a atravesarse por el camino del niño “mágicamente” va a desaparecer.


El aprendizaje que se generaría con lo que pasó sería muy distinto.

Al menos podríamos elegir dónde pararnos.

La pregunta es muy simple... el paso es uno solo.

¿Víctimas o protagonistas?




4 comentarios:

  1. Hola Gastón!!! te felicito por tu articulo. Voy a empezar a coleccionarlos como apuntes a consultar en determinados momentos.
    Muchas gracias,
    Marcelo

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  2. Muchas Gracias por tu comentario Marcelo!
    Ante cualquier duda o consulta quedo a tu disposición.
    Saludos!
    Gastón

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  3. Hola Gastón, te felicito por el artículo.
    Me hizo mucho sentido el ejemplo de la "mesa mala", como enseñamos y nos enseñan a ser víctimas y quitarnos responsabilidad de lo que pasó desde chicos.
    GRACIAS
    Abrazo grande.

    Khalil

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  4. Hola Gastón, me pareció muy interesante tu artículo y muy ameno. Y como aprendo mucho cuando explican con ejemplos, y en este caso tu ejemplo es muy divertido y didáctico, me quedó bien clara la enseñanza.
    Yo me peleé con tantas mesas en mi vida... Es hora de hacerme cargo de que las mesas no eran las culpables...
    Recién conozco tu blog y voy a seguir leyendo.
    Gracias por compartir.
    Miriam

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